Acabando de leer el poema del ayer,
Hoy me he dado cuenta de lo duro que es perder...
Así lo presentó mi mente, inconsciente de su ser,
Pero suficiente para ser consciente,
Que la que hablaba tan sólo era mi mente,
Nuevamente traicionando a mi alma que hoy está ausente,
Tropezó en la piedra del error,
Revivir un pedazo de un tiempo mejor,
Puñaladas, mil pellizcos en el corazòn,
Pensaba que ya no me dañarían... se equivocó la razón,
La alegría de algún día, me ahogaba en la agonía,
De no saber de tí, ni de tu melodía,
Re-leo palabras que me lían...
¿Por qué ninguna vez salió cómo debía?,
Dime el por qué cada vez que estábamos más cerca todo se desvanecía...
Desaparecías y contigo la ilusión de saber si de verdad te había rozado el corazón...
Yo me alejaba destrozada, sin pasión,
Hoy entiendo que te hice daño y no hay perdón,
El pasado con sus errores errados,
Bendición y castigo habernos rozado,
Condenados a estar separados,
Pensaba que nuestro platonismo sería plateado,
Pensaba... que si te encontré serías un sueño realizado,
No es fácil despertar y sentir que te has marchado,
Marcado por ese pasado sin saber lo que el futuro te hubiera otorgado,
El destino te guiará en tu soledad, por el mejor de los caminos,
En paralelo, pero a mi lado... algo así de fuerte por mucho que se quiera no será olvidado,
Y si tu vida da un giro de cientochenta grados,
Y haces que gire la mía como la has girado...
Quizás entonces nuestras almas en corazones estemos preparados,
Para hacer lo que tanto miedo nos ha dado,
Conocer a nuestra alma gemela... esas que se han enamorado...