Situé el candil a mi lado, y en el pequeño lugar,
De la inmensa y solitaria cama me fui a sentar,
Sin hablar, en sombras, mis pupilas ensombrecidas,
A la falta de luz contraídas sobre la pared estaban.
Que tiempo he estado ahí? No lo supe!
La helada puñalada del dolor,
Extinguía la luz en mi balcón,
Mientas yo moría de amor.
Tampoco supe en tan desdichadas horas,
En qué habré ceñido mi mente o que pasó sobre mí,
Solo recuerdo llanto y maldiciones,
Y sobre la pavoroso noche cantando envejecí!
Luis Augusto 2014