Corazón, no pretendas que no duele, que no importa. Cuando la ausencia de tu ser estruja el alma, mis penas festejan, déjame soñar que bebo del licor de otros labios para no despertar pensando en ella.
No insistas en tocar la herida que causa desdén; ella no entiende que la amas y a veces yo tampoco.
El silencio me dice que pronto la olvidaré, tal vez no sabe el señor silencio que por las noches mi mente la transporta a mi lecho para contemplarla y mi fantasía le hace el amor con demencia.
No existe mayor realidad que el reflejo de un espejo que nunca miente, mi realidad desnuda, realidad que me grita, que nunca serás mía, tal vez estas letras tuyas, nunca las escucharás, porque hoy quiero enterrar poco a poco lo que siento por ti.
No sé cómo ni cuando, solo sé… Que el amor nunca llega tarde ni temprano, solo llega cuando tiene que llegar. Ayer te amé, hoy te amo y al amanecer seguiré soñando que mañana te amaré aún sabiendo que ese día nunca llegará.