Donaciano Bueno

Marea baja

Cuando la marea baja y el sol comienza a jugar

tranquilo voy a pasear por la arena de la playa.

Pausado ando sin parar por donde yo quiera que vaya,

observando en mi atalaya, descubriendo el hontanar.

 

Camino, voy caminando, por la verita de mar

-un caracol singular entre mis dedos va y se encaja-

Mis dedos libero al pasar y mi mente se relaja

Con la mente cabizbaja. Ya sube la pleamar.

 

Mi memoria es la que viaja y es la mar mi compañera.

Los sueños impulso al pasar y es mi amor la que me espera

para escoger la escalera que conduce al infinito,

Antes que yo ascienda al altar ya estoy ensayando un grito:

 

Aquellos que al mar se enfrentan

son ingenuos o inconscientes

o a lo menos imprudentes

por querer causar afrenta.

La mar nunca es traicionera

si le sigues la corriente

No te tildes de valiente

pues la mar a su manera

se trocará en desamor

y el dolor, en más dolor

haciendo al cielo que estalle

en una horrible tormenta

que hará que el mundo se calle.

 

¡Que resople el firmamento y reclame a los cuatro vientos!

Mas si sube la marea y aparecen nubarrones

que la crudeza del tiempo no se convierta en lamento,

antes bien busque en la brisa, la excusa de una sonrisa.

 

Frente al mar embravecido, frente al furor de las olas

perviven los berberechos e inocentes caracolas.

Salvemos las emociones, esperanzas, ilusiones

que sirvan para atemperar la serenidad del alma.

 

Y, por mucho que te duela, no dejes de recordar:

Que a todas las tempestades siempre sucede la calma.