Sobre la fría cama la maleta,
un desfile de ropa por doblar,
alguna que otra lágrima,
y veinte años más en el espejo.
¿Has roto ya las fotos?
¿Planchado el corazón?
Afuera espera el taxi, date prisa…
y llévate contigo los recuerdos.
¿No has olvidado nada?
Así pues, vuelve a tu ciudad, remonta
de nuevo por sus calles y sumérgete
como entonces en sus escaparates,
tan mal no te trataron, ¿lo recuerdas?
Guárdate una vez más la lluvia en los bolsillos
y atraviesa sin miedo el calendario,
la noche siempre estuvo de tu parte.
Adiós y que te vaya bien,
que la vida te colme de atenciones
y que seas feliz.
Por mí no te preocupes,
hace mucho que vengo desandando el camino.
Al fin regreso a casa.