No hay aquí más que mi presencia, a medias.
No queda tiempo, los relojes son sarcófagos vacíos,
Todo es blanco o gris, los colores abandonaron sus vestiduras,
Ni el aire transita, a veces solo las insípidas lágrimas astrales.
No hay aquí más que mi presencia, intermitente.
Se fueron los ojos con sus almas pardas, verdes y azules,
Se fueron las flores, sus delicados alientos e identidades,
Las primaveras emigraron detrás de las errantes aves cantautoras.
No hay aquí más que mi presencia… a veces ni yo mismo estoy,
Me voy donde por última vez hubo tiempo, colores, ojos y primaveras,
Evoco la última vez que te besé mujer.
LRL
10-12-14