Éramos los dos juntos, eras tú por mi ser,
éramos de nosotros, éramos tan hermosos
fuiste de mis dos manos, también de nuestros gozos,
eres romance ardiente de la cuja de ayer.
Hoy que las noches nuestras son piel de tu alborada
vengo a sacrificarme cual cordero en tu talle,
y, dar incienso y mirras en tus muslos de valle,
hoy, somos atrios libres, eres mi gran amada.
Hoy que en mis ojos rojos eres mujer desnuda,
huele a doncella deja que halle tu pasión muda
que humedecen los gritos brotados del loor.
Y verás como trina nuestro cielo sereno,
en los sándalos rubios de tus pequeños senos
que se cascabelean, ávidos del amor.....
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John Morales Arriola.