Cieroska Porras

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Para algunos

la vida es como una flor

nace radiante, hermosa llena de luz

pero luego de primaveras e inviernos, otoños y verano

esta luz queda expuesta a las experiencias.

 

Las experiencias que como una mano inquieta

poco a poco la va deshojando,

corrompe el alma, la desorienta, se mancha, 

las experiencias endurecen al corazón 

con cada intento fallido, enojo y decepción

con cada miedo, tristeza y lágrimas.

 

Se van perdiendo la fe y las esperanzas,

Inevitablemente va desapareciendo la inocencia 

Nos hundimos en silencio, nostalgia y soledad

luego de varios intentos en busca de plenitud y felicidad

nos damos cuenta que no nacimos para vivir este bienestar.

 

Somos frágiles, tan vulnerables a caer mil veces,

nos sumergimos livianos en la exquisita soledad

tan fácil de encontrar en nuestro interior, pegada, tatuada e inmóvil

el dulce amargo de nuestra vida, el néctar de nuestro ser,

sin embargo, la tratamos de olvidar y volvemos a intentar

una vez y otra más ,conseguir eso que llamamos felicidad.

 

Y en mi soledad, viva y eterna

Mi compañera de letras, poesía y desvelos 

Me tropiezo con un amor libre, transparente, desnudo

Que se fusiona en mi ser con la soledad que me habita

Es la función y el resultado de cada intento,

de mis experiencias, de este poema

 

Así que me levanto

para ver otro amanecer 

para degustar -mientras dura- el amor

para ser libre, volar y luego volver a caer

para vivir, escribir y aprender

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