Muchas veces hemos pensado en hacer que los animales aprendan comportamientos y actitudes propias del ser humano.
Años han pasado desde la domesticación de estos seres y compañeros justo hermanos del universo.
Hoy comprendo que como hombres somos ignorantes, e ignoramos tantas cosas que nos da nuestra madre naturaleza en cada una de sus creaciones.
Y una ves más queda demostrado que ellos nos enseñan más de lo que cualquier ser humano es capas de comprender.
En este momento perdí a mi mejor amigo, y como es costumbre en este tipo de momentos resaltan siempre las virtudes del ser amado, pero no sólo es eso.
!Resalta el amor que se les tiene!
Me pregunto.
¿Cómo es que el hombre con razonamiento conoce el amor y se hace pensar que el amor es único del hombre?
¡Siendo que las demás especies no razonan!
Pero puedo asegurar que sienten más por instinto que por razonamiento.
Presente esta el instante cuando nos conocimos, y por instinto en ese momento me demostró que sería para siempre e incondicional su amor hacia mi.
Jamás pensé en amar tanto a alguien que no fuese humano, y que llegara a tener un significado tan grande.
Y el día de hoy deja un profundo sentimiento de vacío irremediable ante todos sus seres queridos, porque entre familia nos amamos.
Milo era su nombre, y que gran lección me ha dado en esta vida, por que Milo fue ese ser que sólo se dedico a ser amor en toda su existencia.
Inocente en todo sentido.
La rabia hoy le ha quitado la vida, rabia despreciable que un semejante humano le tenía sólo por ser amado de esta manera.
¿Quien es más animal?
¿El que da amor?
O el animal rabioso que hoy ha terminado con quien amo tanto, que ha terminado con una parte inmensa del significado de la vida.
Porque la vida es un privilegio, y hoy ese privilegio se lo quito a mi amado mejor amigo, amigo que me deja su lección más grande, lección que me enseña que hasta el ser más chiquito merece vivir.
Hoy perdí a mi mejor amigo por un semejante mío.
Marc Téllez González