Hoy me vienen a la memoria recuerdos de cuando a una cuidad nueva llegue. No conocía a nadie y con aquellas personas me tope, era una familia de gran corazón, Teresa era la madre, peluquera de profesión, tres son sus hijos, cuan distintos son.
Pronto aquella familia en parte de la mía se convirtió, yo tenía trece años un adolescente aún, alocado por vocación buscaba la diversión.
Los hijos de Teresa por este orden son, Mari Tere la mayor, Olivia la de en medio y Rafa el más pequeño nació. Como mis hermanos pronto fueron y una gran complicidad surgió entre ellos y yo.
Con el paso del tiempo perdimos la relación, el trabajo, la edad y el cambio de población, aún así la amistad perduro aletargada en lo más profundo de nuestro corazón. Han pasado veinticuatro años y por sorpresa me tomo una llamada te teléfono que mucho me emociono, era Teresa la que mi numero marco, esa gran mujer que como una madre conmigo se porto.
Hablamos y hablamos de todo lo que nos ocurrió y hoy día sigue la relación, con Mari Tere también tengo contacto cosa que me da gran satisfacción, la tengo un gran cariño que el tiempo no borro, a pesar de la distancia, la confianza, la amistad y el amor con el tiempo ha perdurado, es más se ha afianzado a pesar de los avatares que esta vida nos ha deparado, ahora cuento los días para que nos volvamos a ver y un gran abrazo a estas personas dar, lo dejo aquí por que se me humedecen los ojos con solo pensar que después de tantos años nos hayamos vuelto a encontrar.