Quisiera pintar el cielo.
sus crepúsculos y alboradas
teñidos con llames carmesí,
sus nubes que parecen castillos
por un tiempo efímero,
sus noches misteriosas de tinieblas
alubradas por una luna sonrosada
velada por una nube robando sueños.
Quisiera pintar el bosque,
su desnudez invernal
cubierta por su manto blanco,
su renacimiento perenne en primavera
hogar de vidas sin sueño,
su follaje en verano participando en el juego de sol y sombra,
sus colores dorados en la magnificencia de otoño,
antes que las ráfagas lo deshojan
Quisiera pintar el mar,
su inmensidad más allá que el horizonte,
donde los delfines susurran sus secretos,
sus olas en tiempo de tormenta,
fragmentándose sobre rocas costeras,
prosiguiendo su conquista perspicaz
Quisiera pintar tu faz,
bañando en un rayo de sol,
pero temo que mis colores no son capaces
a duplicar la profundidad de tu alma