Consecuente y pasional
habitaste mi cama,
sistemáticamente te amé cada mañana,
“Gallórâmbosa[1]” te decía como broma,
mientras transitaba tus valles
o escalaba tus lomas...
Paisaje sin abismos,
con sólo amaneceres,
arreboles morados, amarillos y rosas;
guerrero del amor,
te recibí con ansias...
y tú querías experimentarlo todo.
Fuimos siempre dos,
nunca nos unimos,
no queríamos mentir,
así que hicimos
de la libertad una bandera
y del placer ¡un dios!
[1] Desayuno del gallo (Guaraní)