¡Que gloria son los hijos!,
¡ que felicidad tenerlos!,
agarrados a tus faldas
poco a poco van creciendo.
Renunciando a tus sueños
das media vida por ellos
sin importarte para nada
todos los sufrimientos.
No piensas en el mañana
cuando de ti estén lejos,
el paso del tiempo nos recuerda
con pesar que llegará el momento,
Que silencio hay en la casa
y que opresión siento en el pecho,
recorro ansiosa con la mirada
las habitaciones,vuestro lecho.
¡Ya no siento aquellas voces
llamándome a cada momento!
solo oigo el murmullo del viento
que parece de mi estar riendo.
¿Dónde están mis hijos?
¿Por qué tan pronto se fueron?
¡Tal vez se hicieron adultos
y me cuesta comprenderlo!
¡Formaron su propio hogar
lejos, junto a sus compañeros
y aunque la tristeza me invada
hoy tengo que reconocerlo!
...¡Que dejaron de ser niños
y no puedo retenerlos!,
los años pasaron volando,
aquellos años de felicidad y sueños.
Como la amante gallina
que cobija a sus polluelos,
el refugio de mis alas
se les quedó pequeño.
Pasando el tiempo también
seréis padres ¡no dudéis de ello!
y dedicaréis parte de vuestra vida
a criarlos y protegerlos.
Sentiréis la misma tristeza
y el mismo bació interno
que sintió vuestra madre
en aquellos momentos.
¡Que gloria son los hijos!
¡Que felicidad tenerlos!
y que pesar tan hondo sentimos
cuando se marchan lejos.
Fina