Querido niño Jesús:
Te escribo desde este remoto lugar,
tal vez no esperes esta primera carta
la cual escribí pues te quiero recalcar
muchas cosas que me hacen falta.
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Dale salud y tranquilidad
a mi pobre madre,
líbrala de tanta ansiedad
que ella no es mala con nadie.
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Llénala de esperanzas y sueños,
dale fuerzas para vivir
para que me quiera como yo la quiero
y le dé valor a mi existir.
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Dale a mi padre conciencia
para que asuma su responsabilidad
y no le haga más afrenta
a l honor de mi mamá.
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Dale fuerza a su hombría
y mucho coraje y empeño
para que deje la cobardía
que eso no deja nada bueno.
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Dale a mis abuelos
el don del perdón
y dile desde el cielo
que su nieto soy.
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A todos los niños que están igual
te pido sí los puedes socorrer,
ayúdalos en su unión familiar
para que puedan nacer también.
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Solo eso te pido por ahora
desde mi tibio lecho maternal
y que me des tu fuerza protectora
hasta que llegue mi fecha natal.
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Espero para el próximo año
escribirte desde otro lugar
para agradecerte estos regalos
cuando salga de la maternidad.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela