No soy de comer al final del cuento perdiz,
sobretodo después de la vez en que te fuiste.
Supongo que fue porque el frío de mi interior viste
y no he sido lo suficiente para ti.
No creo que fuese ese el problema,
sino que te diste cuenta
de que no valían la pena
los versos tristes de un poeta.
Y es que desde que me has dejado,
estoy tan desamparado
que hasta la soledad me ha dado de lado
y tan solo que ya ni me tengo a mí.