juan sarmiento buelvas

¿OLVIDARLO? NUNCA.

Recordando el crujido  indescriptible

del  remolino de pasiones erguidas por la lívido,

que al penetrar con lascivia

en tu deseo temeroso y descontrolado,                                                           

rasgué  la cortina en tu puerta,

puerta que al abrir con sutil delicadeza,

pero con pasión descontrolada,

te hice mía hasta la saciedad.

 

Te hice mujer entre placer y dolor,

te enseñe la diferencia entre la inocencia y la realidad,

quedamos sumidos en un sentimiento de pecados compartidos

donde  arrepentimientos innecesarios

en un laberinto de sentimientos encontrados,

se ahogaron entre mantas y cubre lechos

impregnados de

pecado de amor color carmesí

que al marcar tu vida,

desconcertaron tus recuerdos de adolescente  inmaculada.

 

Te hice mía por amor.

Te hice mía en la agonía del deseo.

Te hice mía para siempre.

 

Por qué siempre y donde te encuentres,

aunque ya de mí no te acuerdes,

llevaras en tus recuerdos,

la pasión de ese indeleble momento,

imposible de olvidar.