Hugo Emilio Ocanto

Guión teatral: La vecina de enfrente (parte uno) GRABADO

( Paolo corre la cortina,

y mira enfrente detrás de la ventana.

Deja de hacerlo. Vuelve a la

ventana. Mira nuevamente.

Se sienta, pensativo.

Suena el timbre)

--Buenas tardes, mi vecina. Adelante por favor.

--Usted con esta mi visita

me está poniendo en un

tremendo compromiso.

--Y usted con su visita

está honrando mi casa.

Tome asiento por favor,

señora. Póngase cómoda.

--Usted me ha incomodado,

y demasiado.

--Le pido mis disculpas.

Soy consciente de lo

que me está diciendo.

--Entonces a qué se debe

su insistencia.

--Se debe a que parte de lo que

que le he dicho, quiero

decírselo personalmente.

--Para mí y mi esposo

usted siempre ha sido considerado

por nosotros, un caballero.

--Pienso que mi actitud,

no me transforme en lo contrario,

señora.

--Es que justamente es lo que

quiero decirle. Usted no se está

comportando como tal.

--Señora, usted sabe de mi vida

tanto como yo sé de la suya.

-- Usted sabrá de mi vida,

pero no yo de la  suya.

Al menos no tanto.

¿Y qué es lo que lo ha

llevado a hacer lo que

ha estado haciendo?

Molestándome con sus reiterados

llamados, como si yo fuese

una mujer de la calle.

--Se equivoca, señora. Siempre

que la he llamado la he

tratado como lo que es,

como a una dama.

--Lo soy. Pero también soy

toda una señora.

--Señora...¿me permite llamarla

por su nombre?

--Natalia, lo prefiero.

--Natalia, efectivamente usted

es toda una dama señora.

Me consta. Tiene el don

de la amabilidad, de su belleza,

su inteligencia, de su atracción...

--¿Atracción? Usted debe estar loco.

--Tal vez lo esté Natalia.

Pero si mi actitud hacia usted

es como para tratarme de loco,

estoy loco, si.

--Pero a mí usted no debe incluírme

en su locura. 

¿Cree que lo que usted está haciendo

es un don de caballero?

Está muy equivocado.

--Natalia, sabe usted que desde

que falleció mi esposa,

nunca se ha enterado usted de

que yo haya tenido otra mujer

en mi vida de viudo.

-¿Y pretende compartir su viudez

conmigo? ¿Con su vecina de enfrente?

Cuán equivocado está.

--No quiero que tome mal mi actitud,

Natalia. Usted ya sabe lo que yo

siento... ya se lo he dicho.

--Y supone que yo por

sentirse solo debo complacer

su pedido. Quiere transformarme

en su amante.

Si... indudablemente usted debe

estar loco.Dice saber de mí,

pero cuán poco sabe. Soy

una mujer honesta y fiel

a mi marido y nunca le faltaría

el respeto siéndole infiel.

He aceptado su invitación,

a riesgo de mi persona

y de mi felicidad conyugal.

He aceptado estar aquí,

frente a mi hogar,

para decirle personalmente

lo que pienso de usted.

--Natalia, usted está aquí

porque yo le supliqué viniese.

Tengo la imperiosa necesidad

de decirle cara a cara

lo que siento por usted.

--Ya me lo ha dicho telefónicamente.

--Quiero reiterárselo.

--Usted no tiene escrúpulos señor...

--Paolo, Natalia.

--¡Señor Paolo! Vine a decirle que es usted

un insolente, un poco caballero, un mal vecino...

¡Un depravado mental!...

--Natalia, dígame todo lo que usted

quiera. Califíqueme con las más horribles palabras...

Yo solo quiero decirle, que después que falleció

mi esposa, puse mis ojos en

usted... porque usted me hace recordar

a ella. Por su belleza, por su distinción,

por su delicadeza...

--¡Basta, por favor! Reconozca su error.

Usted se ha equivocado de mujer.

Búsquese una mujer libre.

Soy una mujer casada,

y si mi marido nada sabe

de esto es porque

yo no he querido que se

convirtiese en un asesino.

Porque si él llegase a enterarse

de esto, le aseguro

que lo mataría...

¡Se lo aseguro!...

--Natalia, tengo que disculparme, y

lo estoy haciendo...

Es tanto mi enamoramiento

hacia usted...

--¡Enamoramiento! Usted no está

enamorado de mi. ¡Solo me desea!

¡Salga y búsquese una prostituta

si quiere tener una relación!

¡Conmigo se equivoca!

¡Soy fiel a mi marido,

y nunca dejaré de serlo!...

¡Reconozca que se ha equivocado de mujer!

Solo he venido hasta su casa,

porque mi marido no llegará

hasta mañana. Mis dos hijos

fueron por unos días a la casa

de mis padres. Estoy sola. Sin ninguno

de ellos en casa. Por eso he aceptado

estar aquí. Pero ha sido para poner las cosas

en claro, y decirle que me deje en paz.

La próxima vez que me moleste,

le contaré todo a mi marido

y tenga la plena seguridad

de que él pondrá fin a su vida.

--Natalia, debo reconocer mi error.

Lo reconozco. Solo que quería decirle

que la amo con locura...

--¡Basta, por favor!...

--Sí, ya termino, Natalia...

ya termino...perdóneme...

pero tengo que decírselo...

nada pasará, lo sé...

pero tengo que decirle que necesito

tanto de usted...Sé que este es un amor prohibido...

que lo mío es una locura... pero quiero

que sepa que esto no es solo tener

una relación... esto que yo siento

por usted es amor...una locura de amor

que no puedo sacármela de mi corazón...

me siento tan solo...Tiene usted razón,

tendría que salir y buscar una mujer

de la calle. Pero no sentiría por

ella lo que siento por usted...

--¡Basta!

--¡Un amor tan profundo!...

--¡Paolo! ¿Quiere usted que mi marido lo mate?

(Paolo la mira. Él lentamente

cae sobre la alfombra, y deja caer su llanto)

--Natalia, oh, señora Natalia...

si usted supiese cuánto la amo...

¡Solo Dios y yo lo sabemos!...

Le pido perdón...por pretender un imposible...

solo quería decírselo...sabiendo de antemano lo

que usted me respondería aquí, personalmente...

Solo quería decírselo... No, su marido

no se convertirá en un asesino... por

la locura de mi amor...

Quédese tranquila... él nada de esto se enterará...

Vaya... váyase tranquila, señora Natalia...

(Paolo continúa llorando. Se pone de pie)

--Váyase a su casa Natalia. Le he dicho

lo que quería decirle...personalmente...

Sabía de la respuesta que me iba a dar...

lo dicho, dicho está. Libérese de mi presencia...

Allí está la puerta. Puede retirarse.

Siga siendo feliz con su marido y sus hijos...

Mis hijos están en el exterior,

y mi esposa, está muerta...

Yéndose usted, me quedaré nuevamente solo...

Gracias por haber compartido

este momento conmigo,

me ha hecho muy feliz...

vaya Natalia, vaya...

(Natalia lo mira, indiferente.

gira y se va. Cruza la calle.

Llega a su casa. Se sienta,

pensativa.Pasan un par de minutos.

De la casa de enfrente, escucha dos disparos...

de revólver)                continúa

Todos los derechos reservados del autor (Hugo Emilio Ocanto-25/08/2012)

   

 

 

 

 

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