Un pastorcito lloraba
con amargura sus quejas
porque no encontraba
a sus mansas ovejas.
Las buscó por el campo
y por la pradera
pero no hubo rastros
de ninguna de ellas.
No llores pastorcito
que estamos en diciembre
y a tus ovejas han visto
adornando pesebres.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela.