No tengo palabra alguna para toda
esta inefable tristeza que me abraza;
las siniestras sobras que estaban ocultas
en algún rincón de mi mente, hoy, se escapan
y me torturan con incansables trampas
que a mi corazón lo matan.
Trato de controlar estas incesantes lágrimas
que hacen de cristal mis ojos, se quiebran por un recuerdo
y nadan muy lejos hasta dejar húmeda mi almohada.
Pero espero que lo que hayas escogido, sea mejor que
lo que has dejado destrozado: un corazón enamorado.