Alguna vez ya estuve en esa plaza contigo,
alguna vez mis pies pisaron tus alfombras;
fueron tus brazos mi más necesitado abrigo
y el eco de un “te amo” repetían las sombras.
Alguna vez recorrimos juntos ciertos lugares
en los cuales el viento nos soplaba con bríos,
visitamos playas y fueron testigos los mares
de que hasta tus suspiros eran todos muy míos.
Alguna vez tuvimos en secreto un bello rincón
en donde besos y caricias hallaban su paraíso;
yo era un traductor fiel del idioma de tu corazón
y constructor del mundo que en cada cita se hizo.
Alguna vez al sol ardiente tú y yo nos lo robamos
e hicimos de la luna cómplice hermosa y silente,
recuerda el sol cómo en sus llamas nos quemamos
y sabe la luna lo que generó aquel amor ardiente.
Alguna vez nos miramos y ambos nos sonreímos
y hasta sin decirnos nada, tantas cosas se decían;
alguna vez a las flores les juramos que nos quisimos
y en cada jardín notábamos cómo ellas nos sonreían.
Alguna vez las aves nos pidieron permiso para volar
porque presentían que el cielo era nuestra propiedad,
hoy vuelan libres y el permiso no nos deben solicitar
porque saben que ya no existe cielo en esta soledad.
Alguna vez el amor nos pareció un sueño cumplido
y que ahora no lo sea ya no hace que me asombre;
no te extrañe si remueves escombros en tu olvido
y encuentras las cenizas de un sentir con tu nombre.
Poema original de Álvaro Márquez
Nacido en Caracas, Venezuela
Todos los derechos reservados
Correo: [email protected]
Twitter: @poreros
Publicado el 14/12/2014
Imagen: La Vela de Coro, Falcón, Venezuela