Sara (Bar literario)

De Pablo y la noche

 

Fuego y Pablo.

Pablo sentado en el fondo del bar. Pablo bebiendo de una botella. Pablo escuchando un blues. 

Pablo lee a Huidobro y la imagina a ella, hablando de la noche como si fuera el sueño de un muerto.  Porque el cielo siempre fue la retina de la muerte. Porque nosotros al soñar, somos conscientes de nuestra verdadera forma. Nada tiene principio, solo un montón de sucesos que colapsan, cuando alguien se despierta de nosotros y termina de soñarnos

Somos materia de olvido...

El olvido siempre se le antoja en forma de poema, en forma de una línea perpendicular que eran los labios de ella, al besarlo. Así como la muñeca que dibuja en una servilleta y se le antoja tan parecida a su cuerpo. Entonces, la rompe y se la mete en el bolsillo, para recordarla en todo lo que no es. Como si un día hubiera sido. Como si no estuviera acostumbrado a confundirla en cualquier mujer. Como si cada mujer que conoce, no fuera ella desde otra historia que siempre les pertenece a los dos. Aunque con distintos protagonistas. 

Pablo siempre fue ella. Y ella era una mentira. Él le creía todo. Desde el gato negro que encerró en una jaula porque dijo que era una nueva raza de pájaro, hasta el poema que no escribió en el baño y se lo dejó escrito en el vapor del agua: El olvido es la única forma sincera de amor. Te invento. Te creo y pienso que todo  eres vos, y te sigo amando

Pablo se lava la cara. Pablo se acuesta ebrio y sueña en una mano que lo sostiene en frente del inodoro. Tu vómito parece un conjunto monocromático de tristezas. Ella le dice sonríendo...

Despierto...Pablo se va. Pablo soy yo antes de decir que su recuerdo es la forma hiperrealista de mi espejo. Pablo, yo, un cigarro y la noche.