Esperándola
cauto y sin ansiedad en el ocaso de mi existencia,
donde el ímpetu de una lejana juventud,
dio paso a la sapiencia,
y con el sol a mis espaldas.
Proyecto una larga sombra de gastado fantasma
sobre la superficie de mi atardecer.
desconcertado,
mas no resignado,
la veo acercarse
en su mezquina pretensión de reclamar
lo que queda,
de lo que en primavera fue,
verde Sarmiento en rama de la vid,
que sintetizó la luz y los nutrientes,
en frescas uvas concebidas
con polen de fertilidad,
colocado en el vientre de una flor fecunda.
brotó el misterio del amor,
la creación de una vida.
que también dio Sarmientos
para la cosecha de la siguiente primavera
Ella,
fría y calculadora
Esperando en su acostumbrada tranquilidad,
y sintiéndose,
piedad para un alma moribunda,
está tan segura de su victoria,
que me permitió,
toda una vida de ventaja,
Y yo en mi pretensión de inmortalidad
al perpetuar la estirpe,
para la siguiente vendimia
tengo la certeza,
de que sembré
y fermenté el vino,
que se añejará en toneles de vida
mientras espero al enemigo,
enemigo que me acecha
y espero con resignación
La muerte.