El creía que estaba a salvo de aquel mal que lo acechaba desde niño,
El creía que todo se había acabado, que aquel usurpador se había ido,
El pensaba que ya no estaría así y que sus males ya tenían fin,
Pero el usurpador era astuto, más astuto que un delfín,
Era porque siempre había sido así.
El usurpador estaba contento y bailaba como un Indígena baila al pedir lluvia,
El usurpador era dueño del cuerpo de ese joven y el joven no sabía que sus males continuarían eternamente,
Ese era el precio que tenía que pagar por haber sido como un animal.
Más el usurpador era el diablo o así decían los vientos que a él lo conocían,
El usurpador era un malvado,
Un malvado muy hábil que conocía los secretos del mundo.