Sí, te busque plagado
de candidez en noche de unos reyes,
te miré amoratado
sin obedecer leyes
te miré y nos miramos en las greyes.
Divino viene el día
a reposar cansado su señuelo
trae melancolía
en un triste pañuelo
y, este día tú emprendes alto vuelo.
Que los mares azules
de tus auras desborden estos riegos
en finos abedules
y, mueran nuestros egos
en el eterno afán de tus sosiegos.
Semilla de mi siembra
en la cosecha de mi tierra santa,
¡oh! bellísima hembra
que de sudores canta
un cantar de cantares; con su manta.
¡Qué dulzuras la tuyas!
¡qué romance tan pulcro!, ¡qué grandezas
hay en tus aleluyas!,
¡qué honorables proezas
caminan en tus manos cuando besas!.
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John Morales Arriola