Alfredo Daniel Lopez

NOVELA \"EL ADIOS\" PARTE III \"CAMINO A LIMA\"

- Mary mi amor, no te olvides de cuidar que los chicos no vuelvan tarde a casa -le dije mientras estando ya fuera del portal, revisando tener todo a mano: mi pasaporte, mi billete de avión, la cartera con el dinero, las tarjetas y mi teléfono móvil.

- No te preocupes cielo y saluda a toda la familia, en especial dale mil besos a mama y a tus hermanas.

- No es un viaje de placer lo sabes ¡joder! 

No tenía porque responderle así a mi esposa, que culpa tenía de que Carles hubiera desaparecido y mi tío se hubiese muerto, pero estaba muy irritable y enfadado con la vida.

Justo ahora tenía que morir mi tío pensé, cuando tenia programado ir a verle para octubre y acompañar al \"Señor de los Milagros\".

Desde hace años que no volvía a Lima, y deseaba mucho hablar con mi tio Alfredo, deseaba que escuchara otra vez de mi voz lo mucho que le quiero...y va se muere de golpe... y yo sin poder despedirme de él, Dios mío a veces la vida no es justa

¡QUE VIDA DIOS...QUE VIDA! exclamaba siempre mi mamá Benedicta...recorde.

 

A fuera me esperaba un taxi  amarillo y negro, solo llevaba una pequeña maleta y un porta traje donde tenia mi traje negro favorito, impoluto y recién recogido de la tintorería donde lo habían lavado y planchado. Era el traje de un negro como el ébano más puro y brillante como si con el reverberará el dolor y la consternació que sentía en mi corazón, ya que en menos de seis meses había perdido a dos seres que amaba y amo mucho, y eso no lo podía asumir.

Ahora detestaba tener que usar ese hermoso traje para un entierro, el entierro de mi entrañable tío Alfredo.

 

Le di un beso a mi dulce esposa, ella me abrazo fuerte, muy fuerte deseando trásmitirme no solo su amor sino la tranquilidad que mi alma a gritos pedía, y eso que injustamente la había ofendido. Tuvo el tino suficiente para no hacer ningún comentario al respecto, un tierno beso y un simple \"te amo\" bastaron para aplacar por unos momentos mi atribulado corazón. Esa era una de las virtudes que más admiraba de ella, sabía sacar lo mejor de mí aún en circunstancias difíciles, nunca hubiera llegado donde llegue -aunque ahora me arrepienta de lo que perdí en el camino- sin su acertado acompañamiento y consejos. A todo esto mis ya precoces jóvenes hijos no me dejaban marchar, hablando al unísono y haciendo que no olvide sus encargos ( regalos).

 

El taxi cruzo raudo todo Sant Cugat y cogió la autovía hacia el nudo de La Trinidad, y desde allí por La Ronda de Dalt directo al aeropuerto del Prat.

El vuelo salía de Barcelona hacía Madrid, y desde allí en vuelo directo a Lima.

Cuantas veces en los tres últimos años deseé viajar a Lima, visitar a la familia que allí estaba y volver otra vez a recorrer las calles de mi querido Callao. 

 

El viaje desde Madrid a Lima seria muy agradable, me esperaba un avión Airbus 330 de IBERIA era muy confortable; el mismo con el que viaje a Lima la ultima vez el 2006. Tuve muchas horas para pensar, para recordar mi niñes y mi juventud. Recordaba cuando de pequeño y en época de crisís durante la dictadura del General Francisco Morales Bermudez, teníamos que hacer largas colas durante toda la noche frente al mercado del barrio, para poder comprar un kilo de arroz y un kilo de azúcar por familia y por día, ya que estos productos estaban racionados y eran difíciles de conseguir, y eso que se debían vender por ley, me refiero al kilo de arroz y kilo de azúcar diario. Ello no quitaba la picaresca criolla del tendedero que \"te obligaba\" a comprar productos de menor salida que le dejaba un margen mayor de ganancias; así nos veíamos obligados a su vez a comprar: mantequilla, cocóa, café, galletas de soda, sazonador \"Sibarita\" y muchas cosas más; de lo contrario quedabas marcado y a la siguiente vez te decían: \" la cuota de hoy se nos ha acabado\", mientras veías que a otros vendían y ni quejarte a la policía, ya que ellos tenían sus provisiones aseguradas y muchas veces gratis por proteger y apoyar a \"sus caserítas*\". Esto fue más o menos por los años 77\' y 78\' y venia precedido por la crisis mundial del petróleo. Eso si las fuerzas armadas y las fuerzas policiales (me refiero a sus miembros) jamás pasaron necesidad alguna, como siempre fue el pueblo simple, la gente trabajadora de a pie quienes sufrimos estas restricciones y la de la gasolina para los carros.

 

En casa estas limitaciones nos afectaban de lleno, en una familia unida y que se querían con locura, no poder cubrir todas las necesidades básicas por las fatalidades que la vida nos había puesto en el camino...era duro, muy duro...

 

Sin un padre que nos cuidará como cabeza de familía, pues como sucedía por aquel entonces en mi querida tierra, cuando estos veían que \"las papas quemán\" y no pueden hacer más, huián como conejos asustados cuando en el monte un lobo va trás ellos, la responsabilidad les mataba y abandonaban el nido despavoridos y muertos de miedo. Actuando como el avestruz que para no ver la realidad o el peligro que le asecha, esconde la cabeza bajo tierra.

Nuestro caso de mi madre y mis hermanos sin padre, no era un caso aislado; más bien era el actuar común de los machistas hombres de aquel entonces.

 

Así todo el peso de nuestra crianza, de nuestra alimentación y de nuestra educación recayó en manos de mi mamá Julia y mi abuelita Benedicta, a quién llamamos mamá, y tenía sobre nosotros tanta autoridad y poder de desición como mi mamá Julia, a veces incluso priorizábamos a mamá Benedicta en los saludos y celebraciones como el día de la madre y navidad. Era por propia desición de mi mamá Julia, qque los honores de primera mamá de casa fueran para mamá Benedcita.

También nos acompañaban con pequeñas intermitencias mis tíos Daníel y mi tío Alfredo, que de una u otra forma -más mi tío Daníel- ejercieron la batuta que mi padre José dejo al marchar.

 Fueron años duros, pero mi madre que de todo trabajo dejándonos al cuidado de mamá Benedicta, logro que pudiéramos surgir, terminar nuestros estudios y tener lo mínimo pero básico para vivir.




 

Un beso y una flor. 

Alfredo Daniel López.