Háblale con voz bajita al oído, será como un chihuahua, tembloroso en tus rodillas.
Acaríciale, muy despacito, será igual que la cría de una osa polar liliputiense,
enganchada a tu pecho.
Abrázale como si fuera único en la espécie, será el polluelo del aguila real, esperándo
tu regreso.
No le grites, será la caracola que se esconde en mares bravos.
No le amenazes, será la mariposa desalada que pisaron.
No le maltrates, será el regreso paulatino a la posición fetal y acabará
desapareciéndo, en el útero materno.
Recomendación: Dejar estas instrucciones, al alcance de los niños.