Aquel maldito encuentro.
Ahora vienes, para arrebatarme
Lo poco que me queda,
A dejarme sin alas
Y a desplumar mis venas.
Ahora vienes, a devorar mis entrañas
Cuando ya, no queda nada
Y me encuentro sola.
Sola, con la mortaja, reflejada en mi cara,
De tus palabras,
De tus mentiras,
De tus injurias,
Y de tus malas patadas.
Fuiste, aquel hombre alegre,
Cuando cerrabas la puerta de casa
Y esa misma fiera, cuando entrabas,
Lleno de la prepotencia, de unas malas copas
El abuso de tus drogas,
Y el uso excesivo, de creerte dueños de las cosas.
Obligada, a regalar sexo
Para ofrecérselo, a tu sucia boca.
No te necesito
Pero, me di cuenta tarde
Cuando ahora yazco, muerta.