Cuando arropada
con la manta del olvido
te congelen
los recuerdos
y el hastío.
¡me encontrarás…
No habiendo
calor en tu alma,
la palabra esperanza
destrozada en el suelo,
¡me encontrarás…
Cuando arrecien las lluvias
no habrán sayos secos,
hallándose
sordos los soles
no escuchen tus gritos,
me encontrarás…
Cuando todas
las puertas
que conoces
cerradas esperen
las llegadas,
¡me encontrarás…
Cuando abandones
tu casa
levantes la vista
y no haya cielo,
¡me encontrarás…
Cuando tu boca
seca de mieles
busque labios
de colores verdes,
¡me encontrarás…
Cuando las manos
se alejen de tus manos,
las voces ignoradas
por tus oídos,
las plegarias
ignoradas
por los dioses,
¡me encontrarás
amada…
con mis brazos
siempre abiertos,
como una estatua
que siempre
esperó tu llegada,
¡me encontrarás.