Duérmete niño,
duermete ya
y soñarás,
que jugarás,
que cantarás,
que bailarás,
con los ángeles de Dios.
Mientras velo tu sueño
y acaricio tu rostro angelical,
tú sonries tiernamente
y suavemente susurro a tu oido,
cuanto te amo hijo de mi corazón.