Marc Tellez Gonzalez

La olla de barro.

 

 


Tierra santa, bendito mineral, arcilla clara, suave y manejable llena de virtudes, sostén de la tierra.

 

Sólo unas manos son dignas de ti, que sin ellas sólo serias una pequeña esperanza de existir.

 

Artesano diestro espiritual , que hoy en tus manos esta el poder de la creación, cuando existen desiertos.

 

Sólo tú eres capas, de combinar los cuatro elementos que rigen nuestra existencia, y que de ellos se llena tu inspiración, logro bendito de belleza.

 

Agua, fuego, viento y polvo son tus elementos, ingredientes clave de la vida, elementos clave de tu arte.

 

Veo el torno que gira como las estaciones de año, clavado, postrado, enredado en él, poco a poco lo mueven tus pies, con tanta paciencia del porvenir.

 

Tú mirar es clave, delínea la forma exacta de lo que ha de ser, una hermosa olla de barro.

 

La hoguera de tus hornos, lenguas de fuego, hambríentas y sedientas se encuentran, de recibir aquello que en tus manos forma le das.

 

Para coser y fraguar una olla más, olla de barro que en algún hogar has de quedar.

 

Se puede pensar que solo eres una olla, se puede pensar que eres hueca y vacía desde la perspectiva de ojos comunes, pero dime tú olla de barro que en muchos hogares estas presente ¿quien te clama?

 

En tu fondo guardas historias infinitas y repletas de unión familiar, donde el amor se hace presente en ese momento sagrado donde se toman los alimentos, convivir, conversar mientras tu te encuentras en tu lugar.

 

Eres la herencia de una madre que en tu fondo guardas los secretos que alimentaron su sangre.

 

En tu fondo han caído lágrimas de los inciertos profundos para dar fe.

 

Hermosa olla de barro, frágil templada en fuego, en tu figura se refleja la gestación de un hijo.

 

Se dice que la mujer y el hombre estamos hechos de barro por la mano de dios, entonces por ende, eres tan similar y semejante ha cualquier ser humanó que te rodea. 

 

Por eso eres parte de alguna familia, tradición, folclór, herencia ancestral.

 

Eres eso que nunca debe faltar en mi dichoso hogar.

 

Simple olla de barro.

 

 


Marc Téllez González