Donaciano Bueno

¡Irresponsables!

¡Los viejos somos la ostia!

Los jóvenes, nuestros hijos,

sean progres, sean pijos,

estarán todos canijos

pues vivirán de la agostía*.

Y en su triste desconsuelo

se acordarán de sus padres

cuando ya estén en el cielo

y aun también de sus abuelos

por dejarles este suelo                         

tan llenito de descuadres

y vacío de alimentos.

 

Llegarán malos momentos,

si no hay nadie que lo evite.

Por dejarles sin sustento

provocarán juramentos,

maldiciendo este convite.

Cual sombra de medianoche,

la generación del pico

¡pobres chicos del derroche!

gastamos a troche y moche

y endeudamos hasta el coche

como si fuéramos ricos

entregándose al azar.

 

Dicen sabios del lugar

que el que venga atrás que arree.

Vamos sin miedo a gastar

que a otros les tocará a pagar

 los destrozos que acarree

la ruina, ¡que no te asombre!

Irresponsables, La herencia

huérfana está hasta de nombre

Víctimas de esa inconsciencia

-de insensatez vive el hombre-.

han de suplicar clemencia  

o aun trocarse en alquimistas.

 

¡Malditos los prestamistas

al igual que a los prestados,

los que el ajuar han jugado

en letras a mil años vistas,

dilapidando el pasado

que les dejaron sus padres!

Políticos imprudentes,

de mollera un tanto escasos

fuisteis los locos payasos

traicionando a tanta gente

Vuestra herencia ya no miente

¡solo les dejais fracasos!