Cuando hablaste, tono de voz agudizaste
Lanzando flechas venenosas sin cansarte
Heriste con pasión mi corazón.
No entendía tanta ira, no comprendía tu dolor
Más mi incertidumbre agitó mi corazón,
cuando hube de acercarme por explicación,
Mi alma se encogió, ¡¡¡ qué agudo dolor!!!
Mi corazón más partido aún, con cada palabra de tu voz
¿Cómo podía yo imaginarme que habías sufrido tal horror?
Cuanto más oigo tu historia, más profundo mi dolor,
Que puedo hacer querida mía, para librarte del error
Si cada día que viviste, a mi lado sucedió.
Vencida mi alma por la zozobra y la pena,
Sólo queda hacer oración
La esperanza del olvido sería la mejor solución,
Pero la gracia divina hará su evocación
Para que esa alma dañina, logre pedirte perdón.