Hermosa como todos los viernes,
tranquila como los mares de mi alma,
dolorosa como un atardecer sin calma.
es que hay cosas tan ligeras
que no se pueden quedar mucho tiempo.
y que algo tan ligero
cualquier viento se las lleva.
el amor está para destruirse,
así que no hay ningún problema
con lo que suceda.
dolorosa como un atardecer en mí.
quizás ya estuve,
y solo faltaba comprobarlo;
de hecho no me arrepiento,
quizás eso fue todo,
y tal vez nunca lo será.
el amor está para destruirlo, y agradezco
que lo hiciera Ana.
se perfectamente hasta donde llegan las cosas:
mis arrecifes,
mis playas,
mi amor,
mi atardecer doliente.
sé lo que traman esas cosas oscuras,
esas que no me sueltan
que se adhieren a mí como el barro.
quizás eso fue todo,
y quizás nunca lo fue.
El amor está para destruirse
y tal vez,
y solo tal vez
ya no exista.