Heme aquí ante la oscuridad nocturna
bajo de las estrellas que circundan
para contar una historia oportuna
andando por calles en que no abundan
ni los más imprescindibles indicios
de almas que su compañía concedan
es que mi andar percibió los comicios
de la noche y sus estrellas que brillan
en frenesí propio de humanos vicios
al parecer no a muchos maravillan
de la noche sus oscuros momentos
o si lo hacen la voz al viento callan
dado que tales son los atributos
que presenta del cielo su grandeza
que la breve vista serian insultos
no es posible hablar con la sutileza
que refleje lo bello que acontece
cuando se contempla dicha belleza
en el firmamento cuando anochece
donde brillan las estrellas potentes
al contraste de un cielo que embellece
cían y carmín abundan latentes
cuando se levanta nuestro semblante
viendo las estrellas que arden distantes
aunada la sombra siempre potente
resultante a la luminosidad
de la luna en su punto más brillante
más sin embargo había adversidad
en mi corazón cual era una víctima
del triste vacio de la soledad
no había alma que se mirase próxima
al sonido que hacia mi caminar,
solo andaría en esa noche anónima
así bajo el magno brillo lunar
observe un lúgubre parque distante
en el cual termine por caminar
la Alameda es el nombre resultante
al parque del tapícense cronista
cuyo oír suele carecer de escuchante
aunque este no precisa ser florista
su encanto y avasallador aspecto
son los arboles que tapan la vista
y en el medio una fuente cual perfecto
motivo, un cisne de faz modernista
grandes alas blancas y cuello erecto
circundantes entre brillo a mi vista
más de una lámpara que iluminaba
del parque dicha visita imprevista
me senté sobre una banca que estaba
frente a esa fuente que ya mencione
junto a la soledad que acompañaba
y en la forma que menos imagine
escuche la suave voz de una dama
que me saludo a la vista del cisne
- hola, pronuncio ella si mayor trama
así que el saludo le devolví
cuando a mi lado sentó dicha dama
tan súbito fue que cuando la vi
que me provoco un cierto susto
pues fue una sorpresa la que viví
- ¿qué te parece esta noche? pregunto
la dama de palidez fantasmal
quien también portaba negro indumento
- hermosa en su oscuridad abismal
bajo el fuerte brillo de nuestra luna
en contraste a la fuente lacrimal
fueron palabras que mi voz propina
a la sonrisa de mi acompañante
en respuesta a su voz sutil y fina
- el máximo lunar en lo celeste
ilumina con fulgor nuestra charla
dije, y ella contesto de repente
- inevitable seria no mirarla
cuando dicha nuestra galaxia opaca
que imposible será ya presenciarla
- ¿pero qué diría Messier? acerca
de toda nebulosa que precisa
encandilarse y tornarse acromática
a esto ella contesto, - me llamo Elisa
dije - como Elisa de Beethoven
a lo que ella respondió entre sonrisa
- sino más bien soy Elisa del joven
Juan el poeta, y su tan ingenioso
hablar de palabras que rima troven
- ¿cómo has dicho? pregunte muy nervioso
a esa dama que fija me miraba
sin que mi voz compusiese otro verso
ella contesto - yo me figuraba
que eres poeta entre corazonada,
mientras Elisa más se aproximaba
la vi tan cerca que su translucida
piel entre tonalidad fantasmal
parecía ser de alma aparecida
- acertada es tu premisa formal,
dije, notando al su mano tentar
carencia de todo aspecto termal
- tengo un poema que te va a gustar,
dije ante el celeste de su mirada
cual poema a la luna iba a tratar
- confieso que soy muy apasionada
a la poesía, dijo tal dama
mientras se le notaba emocionada
al parecer nuestro corazón ama
en semejante manera lo mismo,
dijo ella, ante mi voz que luego exclama
el poema \"brillante despotismo\"
soneto al cual ella gran atención
presto, para luego aclamar el mismo
(declame para Elisa este soneto)
\"contemplo el celestial entendimiento
y no he de divisar estrella alguna
pues la luna al brillo como ninguna
muy déspota gobierna el firmamento
tal como el culterano fundamento
en semejanza a la duda oportuna
tan lustral brillo radia nuestra luna
iluminando el nocturno momento
en perigeo de su acercamiento
habrá de poseer brillo aumentado
solo atenuado ante su alejamiento
y como un apogeo distanciado
ha de venir e ir el alumbramiento
cuando su semblante se ve eclipsado\"
concluí mi poema y a la ocasión
mire un poco más de la media noche
en mi reloj, y después conmoción
pues en el tiempo del mismo derroche
Elisa había desaparecido
dejándome en soledad con la noche.
y entre el temor que me había invadido
mire un pedazo de papel escrito
de quien súbitamente se había ido
el dicho papel textualmente cito
la frase \"vengo por aquí los martes\"
sin duda un futuro encuentro explicito
y dados los sucesos que dije antes
de aquel lúgubre parque me retire
esperando y llegue el próximo martes
dije luego un poema escribiré
a la bella dama que he conocido
y el próximo martes se lo mostrare
y en la forma en que me lo he prometido
compuse un soneto cual distintivo
es Elisa, dama a la que no olvido
de quien en ningún martes he sabido
Un soneto a Elisa
La grandeza del cielo es poca cosa
ante lo que acabo de percibir
pues palabras no pueden describir
haber visto a la mujer más hermosa
como un ángel que sostiene una rosa
en su afán de al cielo poder subir,
así es que lucha mi alma al sucumbir
a su sonrisa y mirada pasmosa
¿el universo tendrá eternidad?
tal como la que este día sentí
más allá de estrellas y gravedad
más sin embargo nunca me advertí
que este día tendría novedad
tan bella como cuando te vi a ti.
Fin
Juan Amezcua