Darío Ernesto Muñoz Sosa
Más allá del tiempo
De las extensas y cortas distancias
Nacen y mueren
Truncamente, los anhelos
Como el pequeño brote diminuto, minúsculo
Hasta bello, imponente
Delicadamente terso, para mí
Con su consigna idílica
Del póstumo logro.
Pues el mismo astro que asoma
Germinando sueños
En su firme establecimiento
Todo a su paso lo marchita
Resecando la piel, todo el follaje moribundo
Centenarios de olvidos.
Justamente, la solapada y silenciosa muerte
De aromas y nostalgias
Ecos que a lo lejos
Resuenan tìmidos, vacios de las huellas borradas por el tiempo.
Dejar caer los brazos
Mirando errante enfrentas
Perdidos en el tiempo
Lejano y moribundo.
¡Oh hurtadores sueños, borrascosos!
Promesas ingenuas,
Vacías fuentes, tristes copas de vida,
Almas caminantes, peregrinas
A un destino migratorio, sin abrazos, sin besos.
Cargados costales, llenos de fugaces
Destellos y olvidos.