En el paisaje difuso
entre negras humaredas
un anciano enjuto
busca su compañera.
Una perrita de raza
compañera del viejo
estaba en la casa
presa del miedo.
El hombre salió a prisa
por la emergencia
y extrañó a ella
al notar su ausencia.
Llegaron Bomberos
a controlar el fuego,
y le prohibieron
entrar de nuevo.
Pero en un descuido
el anciano entró
y como buen amigo
a su perra buscó.
Las llamaradas
todo consumían,
y él no regresaba
porque allí moriría.
Y afuera en la acera
ladrando y ladrando
la fiel compañera
llamaba a su amo.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela