Olvidé.
Olvidé recordar que los recuerdos son
fantasmas y próceres de nuestras vidas.
Atraje hacia mi todo lo que alejé.
Sabotié todo lo que en mí construí.
Hoy no hay más que ruinas y cimientos,
y por el resto de mis días buscaré voces fértiles.
Deseo sembrar la vida, deseo enterrar los relatos.
Deseo nunca haberte aprendido
o de corazón jamás haberte escuchado.
Olvidé recordar que jamás hay que hacer preguntas,
menos si las respuestas no se pueden controlar.
Dijo Mario que siempre cuesta un poquito
empezar a sentirse desgraciado.
Ahora sé lo que cuesta.
Morir no cuesta nada.