ven que te quiero enaltecer a los cielos
y volar susurro mío por los adentros de mis consuelos
y valles de mis suspiros que yo por ti se que muero.
Te quiero en mis remos y darte a beber mi locura
y así feneceremos juntos bebiendo ese tierno veneno,
en las copas de nuestra ternura.
Hoy siento un paso lento
como una sombra fría que a mí se acerca,
tocándome con sus dedos dulces
rozando mis galanteadas colinas
imagino que es ella y quiera ver
mi alma de niebla y espuma,
se adentra en mi casa,
la puerta se cierra
y una telaraña la detiene y la ciega.
Me levanto en la hora matutina,
se oye un canto en la soledad eterna
y veo que es ella y nos besamos hasta fenecer
de amor los dos con los orfeones de Dios,
en nuestra eterna capilla hecha de nuestra ternura
y de nuestra esencia espiritual y sensitiva.