A estas alturas de la vida,
recostada de lado,
o ungiendo la frente
en mi juventud,
que es un viejo
viendo una puesta de sol
en el cuadro de un ancianato.
A estas alturas de la vida,
que tengo veinte años,
dicen mis ojos,
y los ojos nunca mienten
son el reflejo del alma
ah, pero si no fuera, sino fuera
que el reflejo es el lado anverso
de todo lo que se observa
A estas alturas de la vida,
aún no entiendo
como se puede vivir sola
y en el corazón una azotea
con una puerta a medio abrir
de tantos nombres que no fueron
que solo fueron recuerdos
para contar desde las losas
de un panteón.
A estas alturas de la vida,
que me miro y examino
los años, que parecen limones
a punto de exprimir mis labios
como lágrimas que se extienden
aun sin antes haber probado
la pulpa agria de una pasión.
Punto y caigo y antes
solo tengo una página en blanco.
Cuento escrito en copla
que se extingue y se evapora
como el viento enjaulado
en una celda sola.
A estas alturas de la vida,
deseo haber dicho te amo
sin romperme
sin mirar en pasado
sin saber que me despedía
de mí misma
cuando decía amor.
A estas alturas de la vida,
cierro el libro,
tomo aire,
finjo que todo está bien
pido perdón
pero mi cuerpo
mi alma
se aparecen como espectros
que no llegan
que no alcanzan
las raíces consumidas
de esta tristeza
que ya no es mía
por vieja,
por inocente
y a estas alturas de la vida,
me descubro
me examino
y solo encuentro
una vela prendida
en una casa a oscuras.