Acuartelada en la Fortaleza,
Con un ejército de clérigos malditos.
Que retienen mi corazón amordazado
Por razones de un amor.
Cautiva en los cimientos de este castillo
Fortificado de malos amores.
Que se oculta en un desierto sin sabores.
Dialogando en lenguas extrañas,
Con la filiación de una larga
Soledad amarga.
Se seca mi garganta
De palabras nunca habladas.
Derritiendo la devoción del arte
Como emisario de un desastre celestial.
Como dócil animal, amarrada a una gran soledad.
El cual se olvida de la piedad,
Dejando fragmentos de una cruel cárcel
Que no desea jamás…
Ecina