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PALABRAS para una DESPEDIDA

... Y en la noche, esperarte detrás de las cortinas de la ventana en la sala a sabiendas que esta sería la última vez ...

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PALABRAS para una DESPEDIDA:


Una noche, parado detrás de las cortinas en la sala, aguardaba, observando por la ventana, tu dilatada llegada a casa, pensando con lágrimas en los ojos, por lo que debíamos, conversar, hasta que por fin, en la desesperación un coche a lo lejos aparece haciendo luz de cruce, para luego entrar a la cochera, abriendo la puerta que independizaba internamente el acceso al hogar del garaje, sorprendiéndote que a altas horas aun estuviera despierto esperándote y mirándote a tus ojos fijamente te dije con llanto en mi voz, quisiera hoy por favor, lograr una conversación Tú y Yo, solos, sentados a la mesa a lo que nerviosamente asentiste con la cabeza y posesionados cada uno de su silla, suspirando profundamente rompí el silencio, alegando la vida que llevábamos mundana no podía continuar así, sostenible en el tiempo porque tu dolor no es menos al mío, sufrido por este fracaso amoroso que ha sido la desilusión de los dos al no intentar nunca entenderme antes de pretender que comprendiera tu hablar siempre, reclamando, con el agravante que Yo no sé mentir, por subsistir de un milagro vivido al notar mi presencia olvidada, dentro de los espacios reiterativos de desamor, padecidos sobre una cama, esperando, sin jamás ver llegar a la mujer amada, entrando segura para la alcoba, abrazando deseosa con pasión mi cuerpo desnudo, dándome un beso sincero y sentido en los labios, dibujando una sonrisa en sus rosados y húmedos labios...

Una noche, parado detrás de las cortinas en la sala, aguardé, por última vez, observando por la venta a la que fue, mi hacedora de sueños verdaderos, realizados cada amanecer al despertar, encima de tu anhelado pecho, con un beso querido y una flor inesperada, sin presumir con un pestañar de tus hermosos ojos glaucos al mirarme que el amor como mismo llega pasa, sin siquiera decir, adiós, al oler en tu ropa madera de otro hogar, descubriendo en tu boca aun fresco el sabor de otros besos muy distintos a los míos, que para bien a escondidas supiste recibir, borrando los propios de tus labios, al no recordar por un instante el mutuo pasado tenido ante un Altar de Dios, cuando con una sonrisa de satisfacción por felicidad, nos pusimos el uno al otro, ese anillo bendecido por el Señor para poder tener legalmente ese madrigal de amor puro, prometido tantas veces cuando novios, observando las noches sin Luna a las estrellas , suspirando al lado de la hoguera con una taza de chocolate, tomándonos las manos, escuchando afuera en la calle la lluvia caer en los techos , viendo a la gente correr buscando algún buen refugio, son tantos los divinos recuerdos que en mi mente despiertan, porque a pesar de todo el dolor de mi corazón, teniéndote por un momento consentido sentada a la mesa, sinceramente no encuentro la forma por manera para que sea Yo, hoy quien diga, sentidamente frente a frente, adiós.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 22122014 01:00 PM.