CALOR HUMANO...
No sé porque en estas fechas me siento vulnerable, sensible
Porque de pronto vienen de golpe todas las emociones, vivencias
Los momentos no vívidos, las pequeñas y las grandes cosas
Los sueños fallidos y los sueños alcanzados con esfuerzo y coraje
No sé si a ti te pasa igual que a mí, si tú cómo yo te sientes igual
Pero a mí, la Navidad me pone sentimental
Fluctúo entre la sonrisa y la nostalgia
Entre el gozo y la melancolía
Soy como una montaña rusa de emociones
Me invaden sensaciones de calor humano y un viento helado
Tengo ataques de risa e impulsos de rabia inspirada inesperada
Y me puede la injusticia, la pobreza, la desigualdad social
Me irrita la desparpajada riqueza de los inmensamente pobres de espíritu
Y la riqueza interior de los pobres que se ilusionan con un aguinaldo de deudas
No sé si a ti como a mí, te pasa igual
Pero a mí, la Navidad me pone sentimental
Y observo el ir y venir de la gente en los centros comerciales y el tráfico pesado
Contemplo extasiada algún nacimiento con la esperanza del nacimiento de un mundo mejor
Pierdo la noción del tiempo mientras miro parpadear las luces de colores de algún árbol navideño
Y me pregunto... ¿En qué hemos convertido a la Navidad...?
____ Entonces recuerdo que la Navidad es Amor, y que a veces el Amor se demuestra de diversas y diferentes maneras...
Camino por la calle de la desolación, donde las luces navideñas no llegaron por falta de presupuesto
Donde un árbol navideño es apenas una flor de nochebuena de algún vecino amable y risueño
Me asomo por la ventana de la pobreza, de los indigentes, de los niños de la calle que duermen bajo el frío de un crudo invierno
Y quisiera tener los brazos largos muy largos, para abrazarlos fuerte y darles un poco de mi calor humano...
Pero yo también tengo frío, creo no me he abrigado lo suficiente, me parece que no eché las monedas necesarias para dar la apropiada limosna a todos los indigentes por temor a ser asaltada. Me puse mi ropa más vieja y usada para pasar desapercibida por la calle de la amargura donde reina la tristeza del hambre y gruñen las panzas vacías de los niños abandonados por la indiferencia...
Si, la Navidad me pone sentimental, y quisiera tener una varita mágica para encender todas las luces de la ciudad, que también los pobres tengan luces de colores en su barrio y en sus pequeñas chozas con techo de lámina y de cartón, anhelo que por arte de magia se cumplan todos sus deseos, que se logren los sueños de todos los humildes de corazón, y en un toque de magia casi milagroso, daría todo lo que tengo por poner en sus mesas suculentos bocadillos que deleiten su paladar y sacien un poco el dolor del hambre...
Mientras tanto, vago solitaria por callejuelas de barro amarillo ignoradas por la justicia, dejadas al azar a la misericordia de los hombres de buen corazón y a la conmiseración de la gente noble, y muy a mi pesar, me propongo y me prometo que nada ni nadie me impida cumplir con mi objetivo...
Hago un alto en mi camino y observó los pies descalzos de niños en mangas de camisa que retan al frío mientras saltan gozosos en los charcos. No los puedo contar, son millones, miles, cientos de niños y mujeres corriendo a mi encuentro a recibir lo poco que de corazón les he traído, no es mucho, apenas algunos juguetes económicos y baratos, un poco de ropa y algunas cobijas ligeras, unos cuántos pares de zapatos que he juntado por milagro, contadas y pequeñas despensas con los alimentos más básicos e indispensables para una familia pequeña, que lo más probable es que no me alcance para dar a tantos y el alimento que reciban les dure apenas un día...
He venido sola, ellos son demasiados, se arremolinan a mi alrededor y arrebatan de mis manos los obsequios, se aferran a mí y me rodean curiosos en tanto me empujan peligrosamente entre el barullo y la algarabía hasta casi hacerme perder el equilibrio. Con el desorden y el caos, ya no puedo saber a quién le he dado algún obsequio y a quién he dejado con las manos vacías, creo que en el fondo de sus almas inquietas ellos saben que mi intención ha sido buena, cumplí dentro de mi capacidad con lo que dictaba mi corazón, pero ni mi buena intención ni la buena voluntad de unos pocos samaritanos a nivel mundial, bastan para erradicar de este mundo apático y hostil el terrible y macabro rostro de la pobreza...
Los que han recibo algo de mí, se han marchado felices, pero me llevo en la conciencia la mirada perdida de los desilusionados, de los que no alcanzaron nada, de los que me dan la espalda con las manos vacías y un rictus de enfado involuntario se dibuja en su rostro. Sin embargo, me tengo que ir, debo abandonar el sueño roto de la tirana realidad para volver a mi vida, no los puedo llevar conmigo, no por ahora, y es que hoy por hoy... soy tan humilde cómo ellos...
Me marchó con los bolsillos vacíos, no tengo en las bolsas de mi pantalón ni un puñado más de ilusiones para repartir, me llevo los costales desgarrados por la desesperación y el enfado de los que no alcanzaron nada, esos costales que atiborré entusiasmada y llena de ilusión, se rompieron hasta no servir para nada más. Hoy me llevo en el alma el sabor agridulce de haber dado algo de mí y sin embargo... no poder dar de lo mejor a todos ...
Y en medio de este viento de cambio y de está noche helada y lluviosa, para algunos feliz y mágica, para otros una noche cualquiera, me alejo a toda prisa por la oscuridad de la avenida de la angustía, ahí donde la utopía hace de las suyas, dónde se estremecen de frío los sueños y niños con mirada lánguida y estómagos llenos de lombrices han olvidado a que sabe un helado de sabores o una galleta de chocolate. Vine dispuesta a repartir sonrisas, pero ahora sé, que hay sonrisas que se vuelven muecas porque no alcanzan los sueños para repartir amor de forma equitativa a todos los necesitados...
No culpo a Dios de la pobreza, creo que en cierta forma todos somos hijos de la pobreza mientras siga existiendo la corrupción, mientras los hombres sigan eligiendo llenarse los bolsillos de dinero en lugar de llenar su corazón de honor y justicia...
Sí, tal vez, sea esa la locura por la cual la Navidad me pone sentimental, porque hemos olvidado su verdadero significado, motivo por el cual estamos aquí reunidos y el porque se festeja un día tan especial, una Historia de Amor tan sublime que ha transformado a toda la humanidad en un antes y un después de Cristo através de los siglos... OJALÁ Y JESÚS VOLVIERA A NACER CADA NAVIDAD EN NUESTRA ALMA...RECIBIRLO UNA Y OTRA VEZ EN NUESTRO CORAZÓN, Y QUE CADA NOCHE BUENA PODAMOS MORIR A NUESTRO EGO, RESUCITAR AL TERCER DÍA JUNTO CON CRISTO EN UN SACRIFICIO DE AMOR POR UNA VIDA LLENA DEL ESPÍRITU SANTO, HACER DE JESÚS NUESTRO REY Y ACEPTARLO EN NUESTRAS VIDAS COMO NUESTRO ÚNICO Y PODEROSO SALVADOR...
...QUE MEJOR REGALO DE NAVIDAD QUE EL REGALO DE DIOS... DAR A SU ÚNICO HIJO AMADO EN SACRIFICIO COMO PRUEBA DE SU AMOR GENUINO POR TODOS NOSOTROS, OFRENDAR LA SAGRADA VIDA Y SANGRE DE JESÚS PARA LIMPIARNOS Y SALVARNOS DE NUESTRA INMUNDICIA Y DE UNA MUERTE SEGURA EN EL MISMO INFIERNO...
... ¿LA RAZÓN?,... OTORGARNOS LA VIDA ETERNA BAJO SUS PROMESAS DE FE Y SU PACTO DE AMOR, HACERNOS SALVOS POR AMOR Y GRACIA... RECONOZCO QUE LA SALVACIÓN NO ES POR OBRAS Y SIN EMBARGO, DIOS NECESITA OBREROS DISPUESTOS A CARGAR SU CRUZ A TRAVÉS DEL DESIERTO PARA DAR CONTINUIDAD A SU OBRA Y ASÍ LLEVAR SU MENSAJE DE RECONCILIACIÓN Y PAZ A TODA LA HUMANIDAD POR CADA CONFÍN DE LA TIERRA... ¿Quién dice... Hemé Aquí...? ...
Es Navidad, adentro, todos festejan, yo me uno al chasquidos de las copas y al sonido de un corcho en el aire al abrir una botella de champán, aquí estoy, de regreso de una cruda y tirana realidad, vuelvo a mi mundo de los sueños, ya estoy en casa, he vuelto con los míos, hoy por hoy me siento capaz de reír de mi propio sentimentalismo y de este cinismo mío de pretender cambiar el mundo con apenas el teclear de mis sueños...
Tal vez, una sola persona no pueda cambiar el Mundo externo, pero sí se lo propone, puede con un poco de esfuerzo cambiar su propio Mundo Interno, escuchar a su corazón y hacer lo que le dicta su conciencia sin pretextos...
Por ahora estoy en paz, cumplí con mi misión, tengo mi conciencia tranquila, y aunque tal vez no hice lo suficiente para llevar un poco más de felicidad a todos los necesitados, fue un buen intento y eso me satisface. Yo por mi parte, también necesito un poco de ese calor humano que da el sentirse abrigado junto a los seres queridos, aquí en este acogedor lugar al que yo llamo mi hogar, mi refugio, mi paraíso perdido...
Yo no sé Tú o Vos, sí al igual que a mí, la Navidad te pone sentimental...
Autora: Eladia del Angel Meraz
La Poeta del Amor Prohibido/ 22/12/2014