¿Verdad que eres libre mi amor?
Nada te detiene, nada te ata.
Vienes y te vas con el viento;
cada día, cada noche...
No guardas culpas o reproches,
vas ligero corazón,
adonde te lleve el destino.
Sin conformismos, sin fatalismos.
Tú caminas despreocupado, sin resistencia,
por los campos y cañadas,
por las montañas y por los valles,
por los desiertos y los mares.
Tú vas sin las cadenas del pasado, ni del futuro.
Tu paso es firme y seguro por la senda de la vida.
Conoces sin dudas tu identidad,
Por eso estás aquí y allá.
Nada te encierra, nada te apresa.
Caminas descalzo sobre la grama,
sin prejuicios, sin sandalias y sin pies.
Le sonríes a la vida,
y si aún ella no te sonríe, ¿Qué más da?
Tu corazón late, tus pulmones respiran.
Tus ojos ven, tus oídos oyen.
Percibes el olor de las flores,
y degustas de los árboles, sus frutos.
Eres el Señor del Paraíso Eterno.
Aunque nada tienes, lo tienes todo.
Existes y no existes,
no de acuerdo al entendimiento humano,
¡Gracias a Dios!
¡Eres bienaventurado mi verdadero ser!
¡Porque verdaderamente eres libre!