Muchas veces la recuerdo
como diosa protectora,
y otras como una soberbia
cumbre de ansias redentoras.
Muchas veces la recuerdo
como un cielo prometido.
Tambièn sin motivo alguno,
como el mar embravecido.
A veces me parecìa
una tierna seductora,
y otras veces era un viento
levantisco entre las hojas.
Pero cuando la nostalgia
me hunde en espejos vacìos,
me sostienen los recuerdos
de una pasiòn sin olvido.
Y otras veces me conforma
el recordar lo vivido,
y me aferro a todo aquello
que fuera suyo y tan mìo.
Muchas veces la recuerdo
como un cielo prometido,
tambien, sin motivo alguno,
como el mar embravecido.
Despuès de nuestro naufragio
me doy cuenta que persisto
sobre las ondas marinas
con los restos del navìo.