Caminaba como mejor sabía hacerlo
Me irradiaba cólera y ese presentimiento
De los peores porque ella sólo
Jugaba con lo ajeno.
Se lucía sin vergüenza
Con lujuria, y amenazante
Frente a mí se desvestía
Con su amante en compañía.
Mis penas no cesaban y hasta ellas lloraban y creaban
Gotas y gotas de tristeza
Causados por la bestia
Interior de aquella bella
Que cruelmente me ahogaban
Y sentía me mataban.
Morí una vez y ya resucité
Y la única razón por cual
Quisiese morir una más
Sería mi convicción de volver
A resucitar por ella que envenena
Y alimenta mi placer suicida.
Todo está frío
Mis piernas, mis brazos, tú.