Se volvió sobre sí misma y encontró un duende que la venía siguiendo, desde algún tiempo, no hizo presentaciones. Ella totalmente descreída, de todo asunto místico, se asustó, no entendía, que era eso...
Una luz, alguien que le hablaba, alguien que respondía, a sus preguntas. Alguien que emitía respuestas, impensables dentro de su pequeña cabeza.
La habían despedido de su trabajo, en las más viles condiciones, la habían acusado de plagio. Muchos en la redacción, recortaban y pegaban noticias, citaban la fuente.
En aquella oportunidad, ella había asistido a un seminario, de bioética y consideró que puntualmente, estaba muy bien resumido, lo que se quería transmitir, en la primera nota, con la que se había iniciado en la labor, donde le habían proporcionado, una revista, con un artículo muy minucioso de investigación.- Caramba!-se dijo a sí misma, aquí está muy claro, la información.-
Y transcribió, sin entrecomillar y citar el autor. Ahora esta, no era una persona cualquiera.
Era un eclesiástico. Así que el jefe de redacción, la llamó para explicarle, que había recibido una llamada de ese sujeto. Indignado, por lo tanto le comunicaron, que esta sería expulsada, echada, sin ningún tipo de beneficio, ya que era \"free-lance\", de distintos medios.
Le dijo- Oye, si hubiera sido cualquier otra persona..., pasaba, pero tratándose de un académico eclesiástico, no es tan sencillo. Al día siguiente, se hizo público la despedida en el periódico aduciendo,
la inexperiencia de la joven periodista, en el medio.
Así que ese día, entró en el gabinete higiénico, las limpiadoras, la vieron llorar y no entendían lo que le pasaba, la querían, ya que ella generalmente , cubría los espacios libres, como alguien en la redacción la llegó a llamar \"volante\" sacado de la jerga futbolista...y también creo porque en su gran mayoría pertenecían a un mundo masculino que ella sorteaba día a día...
Se hizo respetar, porque habían otras dos, pero tenían dueño. Una mujer suelta, era asediada, nunca lo tomó como un halago o para tomar partido y escalar como tantas otras...
La que trapeaba, se emocionó junto a ella, que yacía sentada, sollozando. Ella había regalado a muchas de ellas que eran madres, billetes de entrada a los circos o parques de entretenimientos.
Era valorada, porque en ese sentido, \"se mataban dos pájaros de un tiro\" , se vendía la nota desde el departamento comercial.
Así que ese día, se fue silbando bajo, gimoteando, andando hasta su casa.
Antes le había preguntado al jefe de redacción , quien era esa persona, que ella quería dar sus disculpas personalmente, al eclesiástico.
Así que al otro día, se presentó y el señor que la recibió, en su despacho...
Ella no sabe de donde, hasta el día de hoy, como habló, porque no tenía la menor idea de religión, ni de política y menos de bioética.
El le agradeció sus disculpas y le contó que le embargaba un profundo pesar, ya que no había sido invitado a participar del simposio.
Cuando leyó la nota, su indignación creció, se multiplicó y le dijo que se vio obligado a llamar al periódico para hacer la denuncia.
Disculpas mediante, se dieron la mano, nunca más se volvieron a cruzar.