En una ocasión en que se acercaba la celebración de navidad, JESÜS decide visitar una casa en una hermosa ciudad de un país como existen muchos.
Buscó una casa que no fuera muy ostentosa. Siendo casi medianoche entra en esa casa y busca una silla donde descansar un momento. Era 24 de diciembre y la humanidad conmemoraría, en algunas horas, su nacimiento. Su cumpleaños. JESÚS pensó que muchas personas lo abrazarían y le desearían Feliz Cumpleaños.. Pero mientras estuvo sentado a la espera, nadie se acercó para saludarle. Pasaban por su lado y lo miraban extrañados por su humilde vestimenta y chalas pasadas de moda. Llegó la hora de cenar; dueños de casa, familiares y amigos se ubicaron cerca de una gran mesa navideña cubierta de exquisiteces culinarias. Nadie se acordó de aquel personaje sentado tranquilamente en una silla que observaba con atención lo que acontecía. JESÚS pensó de seguro saben quién soy pero desean darme una sorpresa y pronto vendrán todos a abrazarme y algún regalito tendrán guardado para mí, de aquellos tantos que hay junto a ese arbolito lleno de luces de colores.
Una pequeña se acercó para ofrecerle un vaso de bebida y un pequeño trozo pan de pascua. JESUS agradece su gestó y recibe lo que la pequeña le ofrece, quién se aleja para seguir jugando con los demás niños.
Todos conversaban sobre cuántos obsequios habían comprado y cuánto dinero habían gastado en esas compras. Pero se auto-conformaban diciendo: es NAVIDAD y la navidad se ha hecho para comprar regalos.
JESÚS empezó a comprender que una gran parte de la humanidad había olvidado el propósito fundamental de esa conmemoración, vale decir, recordar el nacimiento del Niño JESÚS , quien con el correr de los años ofrecería su sangre y su cuerpo para cumplir la misión que el Padre Eterno había depositado sobre Él de ser el Salvador y el Redentor de toda la humanidad, que por su propia decisión decidiera venir a Él, con un corazón quebrantado y un Espíritu contrito y obtener el Bautismo y la Confirmación, a través de la imposición de manos de alguien plenamente autorizado con el Poder y la Autoridad, que Dios otorga a hombres dignos de su Iglesia.
Se escucha campanadas de un reloj distante anunciando la media noche.. al poco rato entra en escena un extraño personaje vestido enteramente de rojo y algunos adornos blanco. Entra en la casa y hace un extraño ruido JO, JO, JO, JO, todos los niños corren a abrazarlo y le demuestran su alegría de tenerlo cerca. JESUS piensa, esto ha de ser parte de la sorpresa.
El hombre de rojo empieza a repartir los obsequios depositados junto al árbol. Todos reciben varios regalos JESÚS observa el rostro lleno de alegría de todas las personas.
Cuando se terminaron los regalos JESÚS se levanta de la silla y extiende sus brazos para abrazar a las personas llenas de alegría pero el rostro de ellas cambia y se sienten molestos e incómodos que ese ser extraño desee abrazarlos.
JESÚS baja el rostro y busca la salida de aquella casa dónde el personaje principal había sido ese hombre gordo, vestido de rojo, con su peculiar carcajada y de Él, el dueño de tal conmemoración nadie se había acordado.
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Un instante de reflexión