Porque un sueño nunca
fue tan insistente
como el contraste de mis ojos oscuros
deseando tus labios claros.
Despertando con un suspiro tan fuerte
como el desvarío de mis manos estáticas
anhelando tu larga cabellera.
Porque una caricia
Nunca
Fue tan necesaria
como la de mi alma inocente
conjugada con tu risa culpable,
condenada bajo el ciego veredicto en los tribunales del amor.
Porque un juego nunca tuvo menos reglas
como el azar de mi memoria
luchando contra tu mirada tierna y melancólica a la vez.
Para ver quien de los dos salía vencedor al término del día,
aunque sin saber el resultado final
a la conclusión de la noche,
para que mañana (otra vez) se volvieran a encontrar.
Porque un \'te quiero\' siempre tuvo más
significados cada vez que se ausentaba de tu boca,
-para llegar a mi-
que dentro de un diccionario de 2376 páginas al que
nadie le dice \'te quiero\'.
Porque un insomnio nunca y siempre
sirvió para soñar tanto,
para acariciar tanto,
para querer tanto,
excepto por un sempiterno continuo cada vez
que
pienso
en
ti.