Blas Roa

Mis manos

No puedo controlar mis manos...

mis manos que son en ti un cura perdida,

un muelle para los veleros párias de alta mar...

mis manos que empiezan a analizar tu piel

antes de que pueda hacerlo mi boca.

No puedo controlar mis manos...

mis manos que te cubren y te acarician,

que se anticipan a tu respuesta, a tus preguntas;

que te asombras y te dejas.

Mis manos que no saben cuán básica es mi timidéz,

mis manos que en el ajedréz fallan

y mueven la pieza equivocada.

No puedo decirle que no a mis impulsos,

al impulso de mis manos largas de aspecto parisíno;

mis manos que te descubrieron el cuerpo

desnudo en la habitación 26.

No puedo detener la furia de mis dos manos,

de mis diez dedos, de mis dos pulgares,

de las mil tentaciones.

También tocarte es tarea de dioses,

tu piel de avena y trigo; tu cabello ensortijado,

tus ojos que son dos perlas de azabache manso,

tus pies que hacen el ruido al pisar

de un gato al asecho.

Contigo puedo controlar las veces

de las mil veces que te dije \"aquí no\"

Pero a fin de cuentas y a día de hoy,

no puedo controlar mis manos.

 

Blas Roa