No así, no ahora, no te buscaba en el mundo,
tampoco ésta alegría de llovizna que me alienta;
vienes a mí con tu boca y tu pelo en que me hundo
dolor y alivio en mí, esperanza que me alimenta…
tu del agua y yo del viento en un abrazo largo,
al fondo, entre el bullicio, en un arrullo de cigarras…
en la tarde fresca he fundido mis versos, debajo,
cayendo a tu pies, como suaves notas de guitarra.
Así, sin quererlo, somos todo y somos nada,
en un abrazo largo mientras entre mis palabras,
entremezclaba un te quiero sin que lo notaras.
En estas tantas lunas he aprendido a hacerlo
al verte, brevemente siempre, porque en el silencio
yo te puedo amar… a la deriva de tu tiempo.